viernes, 23 de marzo de 2012

Caminata y vianda... que rara estoy hoy !!!!

El destino une y separa a las personas, pero no existe ninguna fuerza que sea tan grande que haga olvidar a las personas que, por algún motivo, algún día nos hicieron felices"...

Hola a todos ¡!!!se vino el frío, me encanta!!! Me activa y me deprime todo junto!!!, que rejunte de emociones, que suerte que me sienta tan rara !!
Cuanta información, cuanto cambio planetario, terremotos en secuencia y muchos en un mismo día, planetas que se alinean, tormentas solares, magnetismo que cambia, rumores de guerra , vaya tiempos … que trabajo para el que escribe la historia .... y al respecto , me intriga saber que espera de mi, y yo , que ya no puedo hacer nada mas conmigo misma, voy y vengo camino, camino y camino y observo, las historias que inventamos para no ser nosotros mismos. Vaya pues!!!

Sigo con las caminatas, y preparando las viandas y hace unos días recibí el correo de Estela Chimen , hija de Japoneses, muy despierta y tiene una forma de contar su propia experiencia con mucha sencillez y sabiduría. Esta es su página.
http://www.chestela.wordpress.com/

En el correo cuenta su necesidad de conectarse ese día a vivir el otoño. Por si no se enteraron, comenzó el otoño!!en Argentina y todos los productos de la verdulería ya deberían estar cambiando, bueno eso sería si se respetaran las estaciones climáticas, si no consumiéramos nada congelado o nada que venga de frigorífico, por que??? Por que llegan a tu mesa vacíos de propiedades, sin vitaminas, minerales y VIDA!!!!!, murieron hace mucho y nosotros necesitamos energía vital de los vegetales para vivir. (investigar)

Aquí mas referencia a la cocina de otoño:
http://alimentacionsilviaalvarez.blogspot.com.ar/2011/03/la-cocina-de-otono.html

Y como les dije, hoy esta fresquito, por este motivo me preparé este guisito para mi vianda





Ingredientes


400 gramos garbanzo
1 diente de ajo
1 cebolla mediana
1 planta de espinaca
2 o 3 Ramitas de apio
1 zapallito
Pimentón dulce
1 hoja de laurel
Perejil
2 cucharadas de aceite de oliva
sal al gusto

Receta:
Remojar los garbanzos desde la noche anterior, escurrir y poner en una olla, agregar agua hasta cubrirlos y cocinar hasta que estén tiernos.

Pelar y picar el diente de ajo, lavar y preparar las espinacas, cortarlas en juliana , (bien finitas), cortar las cebollas , el apio y el zapallito todo cortado finamente o en cuadraditos. Pincelar una sartén o una olla con el aceite y saltear todos los vegetales durante unos minutos. Agregar el pimentón y remover. Agregar algo de agua o caldo, incorporar la hoja de laurel, dejarlo cocer unos minutos, agregar los garbanzos y servir sobre arroz yamani cocido. Espolvoreado perejil picado.
No olvidar: que con un cereal y una legumbre formamos proteínas de buena calidad!
Garbanzo es una legumbre con muchos hidratos de carbono complejos , por lo que nos aporta mucha energía!!, fibra, proteínas, fósforo , hierro, magnesio, ricos en vitaminas B1, B6 y ácido fólico.

Y claro con toda esta energía volví aquel día de mi trabajo, camine hasta la estación de tren y me senté cómodamente en la limosina (así le llamo yo al tren diferencial, un trencito que los del oeste conocemos como el mejor, ya que van todos sentados)
Miré con despreocupación todo el vagón. Después de pasada una media hora de viaje, me llamó la atención una joven, ¿o era una nena? No lo sabía, en ese momento me surgieron dudas.
La chica que yo suponía que era una adolescente estaba sentada de tal manera que me daba la espalda. Veía su nuca, peinada con dos trenzas y el resto de su cabeza que estaba adornada con varias hebillas de colores y florcitas. Vestida de pantalón y campera deportiva. Tenía el cuerpo de una jovencita de 14 a 15 años, pero había algo que me distorsionaba esa imagen. .. no sé si eran las trenzas, no sé si eran las hebillas…pero algo me confundía.

Me di cuenta que esta chica había tomado esta postura sentada de costado, para poder observar a una mujer que estaba en un asiento detrás del suyo, quedando enfrentada a su compañera de asiento, y ésta mostraba cierta incomodidad. Aún no me daba cuenta del motivo de su incomodidad. Pero algo intuía.

Pasamos varias estaciones y en una de ellas la gente comenzó a bajar, el asiento al lado de la chica quedó libre. En ese momento ésta emitió un sonido, algo parecido a mamá, llamando a la mujer que estaba a sus espaldas, quien rápidamente se pasó al asiento contiguo a ella.
Quedé sentada frente a la chica y a su mamá.
La mujer era bastante mayor en edad, estaba sentada doblada sobre su estómago, mostrando una pronunciada joroba en su espalda. Lo que más me llamó la atención fue su rostro que tenía unos cachetes muy regordetes, hasta parecían inflados, sus ojos pequeños quedaban hundidos en ellos, y su nariz apenas aparecía, quedando escondida entre las dos rojizas protuberancia.
La mujer puso su mano sobre la pierna de la chica, parecía una caricia, seguí con la vista su movimiento y mi mirada se encontró con la joven. En ese momento me dí cuenta que sufría algún retraso mental. Es hermosa, tiene unos ojos negros grandes, unas cejas bien dibujadas y una boca que sonríe. Llevé la mirada a sus ojos, ella levanta las cejas, como para saludarme. ¡La sonrisa era para mi! Me sentí desbordada, pero pude devolverle una sonrisa. Desvié la mirada hacia la ventanilla para que no viera mis ojos que en ese momento se cargaron de lágrimas. Tratando de no parpadear para que las lágrimas no se desbarrancaran por mis mejillas, busqué sin levantar la vista un pañuelo en mi bolso. Intenté disimular, haciéndome la resfriada. Me sentía, rara. ¿Estaba emocionada? ¿Era tristeza? No sabia qué me pasaba.
No pude contener la necesidad de volver a mirarla. La joven nuevamente movió la cabeza como llevando su oreja hacia su hombro, levantando sus cejas y con los ojos bien abiertos, me sonrió. La miré mientras me limpiaba la nariz. Su mamá la censuró con un : -Basta , no molestes!
La joven bajó su mirada y se abrazó a una muñeca de trapo que llevaba entre sus manos. En ese momento parecía una nena, una nena enojada en el cuerpo de una adolescente. Me sentí tan conmovida. Quería reflexionar, sentía que no era su discapacidad la que me revolvía las entrañas. Y esta conmoción?
Respiré profundo, quería calmarme para no incomodar a mis temporales compañeros de viaje. Busqué algo en mi bolso para leer. Pero por arriba de mi libro, espié a la joven, se dio cuenta que la miraba. Con igual gesto que antes, con un movimiento de cabeza, de cejas y con una sonrisa en su boca, a escondidas de su madre, me mostró el rostro de su muñeca y con su dedo índice, recorrió como dibujando para mi, la boca sonriente pintada de rojo sobre la cara de trapo.
Moví mi cabeza, con un gesto de aprobación, mientras le sonreía y creo que susurré un gracias, a la vez que buscaba nuevamente mi pañuelo. Lloraba.
La madre se puso más enérgica y la reprimió, amenazante.
En ese momento intervine pidiéndole que no le dijera nada, que la joven no me molestaba.
Y no sé de dónde saqué fuerzas, pero llorisqueando pude decirle en voz baja: -Hace tanto que no veo a nadie sonreír…

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